Cada año que pasa la tecnología nos sorprende con nuevos avances en el campo de la robótica; este es el caso del nuevo ingenio fabricado en Japón (¡cómo no!) y que es el robot más parecido a un humano de los que se han construido hasta el día de hoy. Este nuevo robot, con forma de mujer, es capaz de generar expresiones y gestos nunca antes vistos. En el vídeo puede observarse la precisión con la que la cara cambia de expresión para producir una sonrisa o una mueca de enfado. Obviamente aun falta mucho hasta que no seamos capaces de distinguir a un humano de un robot, pero lo cierto es que, como poco, este tipo de cosas tan realistas empiezan a dar un poco de miedo…

Esta idea, ya en mente de muchos autores de ciencia ficción, y que  ha aparecido en incontables relatos (RAMA, Terminator, etc) comienza a tomar cada vez más fuerza en los equipos de investigación sobre robótica.

En esta charla, Hod Lipson, ingeniero en Robótica de la Universidad de Cornell, explica cómo ya hoy día se desarrollan máquinas que analizan su propia composición y diseñan una forma de locomoción a partir de la imagen que construyen de sí mismas y del conocimiento que generan a partir de su experiencia vital y de los incentivos que provoca una «correcta» evolución.

Según Lipson “Hay que abandonar esa idea de diseñar máquinas manualmente”. ya que para conseguir que los robots se parezcan más a los seres humanos o a los animales, “hay que dejar a las máquinas evolucionar y aprender como a los niños”.

Y más allá de esto, la cuestión puede verse como un comienzo esperanzador, de cara a que en el futuro la evolución de la robótica libere al ser humano de muchos trabajos incómodos o peligrosos; o bien puede verse como un peligroso planteamiento que provocará que los robots terminen por tomar total conciencia de sí mismos y, continuando con su proceso evolutivo, decidan prescindir de otros sistemas imperfectos, como somos nosotros, los humanos.

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No es la primera vez que hablamos de los preciosos e inquitantes robots de la empresa Festo; y la verdad es que no dejan de sorprendernos con nuevos prototipos como estos pingüinos, que son vehículos autónomos e inteligentes, capaces de nadar a una velocidad de hasta 5km/h durante 7 horas sin ayuda humana y de llegar a espacios estrechos o poco accesibles para aparatos de sus mismas características.

Pero lo que los hace verdaderamente interesantes es que sus movimientos, su aspecto y  su comportamiento son absolutamente orgánicos, muy cercano a los animales reales… salvo por esos ojos azules y brillantes.

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