Oscar Pistorius es un atleta sudafricano de 20 años al que siendo bebé amputaron ambas piernas a raíz de una malformación degenerativa. Hoy es un ejemplo para todos ya que a pesar de sus limitaciones ha logrado poder competir contra corredores «normales» en la próximas olimpiadas de Beijing 2008 tras una batalla ante el tribunal olímpico de arbitraje deportivo para determinar si podría tener ventaja sobre otros atletas.

En su currículum tiene un oro en los 200 metros y un bronce en la carrera de 100, en los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004. y los récords mundiales paralímpicos de 100, 200 y 400 metros. Su marca actual (46.56) está a apenas tres segundos del récord mundial y a sólo dos de la marca de la final de Atenas. Le llaman Blade Runner.

Para poder realizar estas hazañas cuenta con dos prótesis llamadas «cheetahs«, que fabrica una firma especial en Islandia. Cada par cuesta más de 20.000 euros y le permiten correr sin demasiados problemas.

Las cheetahs son motivo de discordia ya que hay quien dice que las suelas de dichas prótesis le proporcionan una amortiguación mejor que la de las zapatillas normales (aunque con lluvia en la pista le pueden dar problemas). Queda abierto el debate de si es justo o adecuado el uso de la tecnología en las competiciones deportivas. Quizá en el futuro veamos inventos similares que potencien las capacidades físicas de los atletas.

En todo caso, enhorabuena a este deportista que con tanto tesón y esfuerzo conseguirá estar en lo más alto del deporte mundial.

El Centro Acuático Nacional será el edificio estrella de los próximos Juegos Olímpicos de Beijing de 2008: el Water Cube.

El edificio ha sido encargado al estudio australiano ptw, el cual ganó un concurso internacional convocado por la organización china.

El ‘Cubo de Agua’ ( Water Cube ) se basa en su concepción en la eco-arquitectura donde lo artificial se basa en lo natural-ecológico para obtener resultados espectaculares. Su estructura se compone de 22.000 vigas de acero y una cubierta de plástico que, vista desde el exterior, se asemeja a un gran grupo de pompas de jabón.

En total son 3.500 burbujas realizadas con el mismo plástico utilizado para proteger de la radicación a los transbordadores espaciales; lo suficientemente resistente como para soportar las tormentas de arena de Pekín, los veranos asfixiantes y los fríos inviernos. No en vano ha costado levantarlo 143 millones de dólares.

Su interior queda iluminado al 90 por ciento por la propia luz del sol y mantiene la temperatura adecuada. En este edificio se disputarán las pruebas de natación, salto, natación sincronizada y waterpolo y puede albergar a 17000 espectadores.

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